La presencia del Malingo en el Camino


La presencia del maligno en la ruta jacobea aparece en numerosas manifestaciones iconográficas, leyendas y documentos.Su principal objetivo era el de tentar a los peregrinos para que abandonasen un camino que se creía purificador.La fe absoluta en Dios del hombre medieval era equivalente a su creencia en el demonio. Su visión de la muerte, mucho más cercana que la del hombre actual, y su profunda religiosidad lo llevaban a peregrinar cientos o miles de kilómetros para conseguir el perdón de sus pecados y alcanzar así la vida eterna.
A lo largo del Camino de Santiago, la presencia del maligno es casi tan omnipresente como la del Salvador, bien desde el punto de vista iconográfico -quizá el más evidente- o en documentos oficiales y literarios, sin olvidar las leyendas.
Mefistófenes, 'El Maligno', Lucifer o 'El Tentador' son algunos de los apelativos que recibe este espíritu malévolo al que profesan un temor irracional todas las religiones cristianas. Solo en el 'Códice Calixtino', el manuscrito del siglo XII que guiaba a los peregrinos a Compostela, el demonio aparece citado no menos de un centenar de ocasiones, lo que da una idea de su protagonismo.El principal cometido de esta encarnación del Mal era, con diferencia, la de obligar a los peregrinos a abandonar su objetivo. La ruta jacobea constituía un camino ascético, una forma de purificación, que el maligno no parecía estar dispuesto a permitir, por lo que envolvía a los romeros con mil argucias para entorpecer su marcha o hacerlos desistir.«Muchos se dejaban vencer pues conocían a una moza, les había salido un buen negocio o una oportunidad de ir a pelear con los musulmanes», explica Pablo Arribas, escritor burgalés que a finales de este año publicará un libro sobre los vínculos del demonio con el Camino de Santiago.
Las tentaciones de la gula o la lujuria también hacían acto de presencia en el devenir de la ruta, aunque, según Arribas, nunca fueron tan decisivas como la del abandono. «El sexo se daba mucho, sí, pero la dureza del camino reprime, mortifica la carne, acabas tan destrozado que puedes dormirte en el muslo de una dama. Eso no quiere decir que no se diese, que el diablo no lo aprovechase, pero con el pecado de la carne siempre se ha sido muy indulgente», asegura.Según sus investigaciones, de mayor gravedad se consideraba la falta de ayuda o el abandono de otros romeros en un aprieto o situación de indigencia.
La presencia iconográfica del diablo es abundante a lo largo del Camino de Santiago. Así, en el exterior de todas las catedrales aparecen signos demoníacos como las gárgolas, seres monstruosos, con formas de animales, humanas o mezcla de las dos, que muestran expresiones grotescas o desafiantes.La representación del Juicio Final también es una constante. Una de las piezas más impactantes se encuentra en la iglesia de Río Negro del Puente (Zamora), en el camino Mozárabe-Sanabrés. Se trata de un túmulo con impresionantes escenas del infierno, el purgatorio y el cielo, coronado por un esqueleto que porta una guadaña en cada mano.Y sin salir de Burgos, el autor pone como ejemplos la Portada de la Coronería de la Catedral y una tabla del siglo XVI de la iglesia de San Nicolás de Bari. En el tímpano de la fachada gótica de la seo burgalesa, por la que antaño accedían los peregrinos del Camino de Santiago, el visitante puede ver claramente a un tramposo diablo que tira de la balanza para cobrarse el alma del enjuiciado, así como a un grupo de demonios arreando a los condenados para meterlos en las 'calderas de Pedro Botero'.Pero impresiona más por su crudeza la representación de San Nicolás de Bari. «Es una de las más descarnadas y realistas que conozco del Juicio Final», admite Arribas, quien recuerda como el cuadro permaneció escondido por un altar durante un tiempo debido a que «alguno de los condenados parece que era identificable con alguien de la sociedad burgalesa de aquella época».
De nuevo, figura la imagen de un demonio haciendo trampa en el pesaje de las almas, aunque San Miguel hecha por tierra sus malas artes. También aparece un grupo de sentenciados conducidos al infierno, con sus llamaradas y sus demonios infligiendo castigos a las almas perdidas.«Quien quiera ver demonios a lo largo del Camino que pregunte a San Miguel, que lo tiene fácil», afirma el escritor burgalés, para certificar que en numerosas iglesias de la ruta jacobea aparece este santo defensor de los caminantes, como en Carrión de los Condes o en San Nicolás de Bari.Arribas ha dividido su trabajo en cuatro partes. En la primera, realiza una reflexión general sobre la idea del diablo en los textos sagrados y aborda la posición actual de la Iglesia sobre el tema. «Cada vez están más persuadidos de su existencia, sobre todo el Papa Benedicto XVI, que lo estudió con los teólogos alemanes, y cada vez está más convencido de que ese espíritu del mal que tanto atormentaba a Pablo VI está actuando en todas partes». Tampoco olvida referencias al 'Mefistófeles' de Fausto, la 'Gran Revelación' de Baudelaire o a 'El Diabolo' de Giovanni Papini.En la segunda, se centra en el Camino, y en ella se analiza la presencia del diablo en el Códice Calixtino y el asesinato del Apóstol Santiago por Herodes Agrippa. Sobre este martirio y la participación del Hermógenes, la llegada de los restos del Apóstol a Iría Flavia y el encuentro con la Reina Lupa existe un completo retablo en la iglesia de Santa María la Blanca en Villalcázar de Sirga (Palencia).
También se detiene en varias etapas como en Santa Fe de Conques, donde existe también un impresionante 'Juicio Final' donde el demonio condena a cada uno según su pecado. Así, el avaro es colgado con su bolsa de dinero al cuello, el perezoso tiene su cama en llamas, al envidioso y calumniador se le arrancará la lengua, el soberbio será derribado, etc. También hace parada en los frescos de Puy, donde se muestra a un San Miguel de cinco metros de altura traspasando la cabeza de una serpiente.
El sexo en el Camino centrará el tercer bloque con «historias de parejas amancebadas, monjas mal monjadas y bragueteras que escapan del convento de Astorga, por ejemplo». Según Arribas, «el diablo aprovechaba las situaciones de algunas señoritas díscolas que eran obligadas a entrar en clausura». También se recogen las insólitas enfermedades que se consideraban fruto de una intervención diabólica como la esterilidad.
La reflexión alcanza el momento actual, donde el escritor defiende que también se atisba la acción del maligno. Continúa frecuentando los caminos. Su apariencia ha cambiado, pero no sus intenciones. Decía Baudelaire que la mayor argucia del demonio es hacer creer que no existe. «Cuando empecé a escribir el libro me tomaban a broma, pero ahora se han puesto muy serios y ya a nadie la hace tanta gracia».«San Pablo le dijo a Timoteo que la raíz de todos los males es el amor al dinero. Y al lado del dinero está desde el comienzo el demonio. Ese es uno de los males que aquejan hoy al Camino de Santiago, el aprovecharse de modo exagerado. No se puede abusar, y menos del prestigio de instituciones de toda la vida, y si éstas son sagradas, aún menos», advierte.

Fuente: Diario de Burgos / viadelaplara.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Consejos a la hora de hacer el Camino

Si está empezando a leer esto es porque está interesado en hacer el Camino de Santiago; pero realmente, ¿Sabe qué es el Camino de Santiago?; ¿ha caminado o pedaleado alguna vez?; ¿está dispuesto a sufrir el calor, la lluvia o el frío?, ¿a saborear la amistad, el paisaje, la soledad o los silencios?.

¿Qué es el camino de santiago?

Desde el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en Compostela, en el siglo IX, el Camino de Santiago se convirtió en el más importante itinerario de peregrinación de la Europa medieval. El paso de innumerables peregrinos que, movidos por su fe, se dirigían a Compostela desde todos los países europeos, sirvió como punto de partida del desarrollo artístico, social y económico que dejó sus huellas a todo lo largo del Camino de Santiago. Pero, el Camino no es sólo un resto arqueológico de un espléndido pasado histórico, sino que es un camino vivo, renovado por el paso de los nuevos peregrinos que reviven en este siglo una historia que es patrimonio común a los pueblos de Europa.
Peregrinar a Compostela al modo tradicional no es simplemente hacer un recorrido turístico o deportivo por un itinerario artístico en contacto con la naturaleza. Es todo eso; pero es mucho más. Es encontrarse con las raíces religiosas e históricas de Europa, es renovar un Camino de transformación interior, es caminar al ritmo de otros siglos, es. peregrinar.
Podemos decir que el Camino de Santiago es un símbolo. Es una ruta de fe; una ruta de arte y cultura; una ruta ecológica y humana: un encuentro con la trascendencia; la búsqueda de uno mismo; una peregrinación a Finisterre, al misterioso morir y renacer. Es una aventura física y espiritual y hay que prepararse para ella.

¿Ha caminado alguna vez?, ¿Ha pedaleado alguna vez?

Seguramente sí, pero no es lo mismo hacer un pequeño recorrido por las cercanías de su ciudad, y de forma esporádica, que emprender una aventura como el Camino Francés. Para que esta experiencia le resulte grata, antes de ponerse en marcha conviene que busque información, que conozca la historia del Camino, que se prepare físicamente para poder realizar la peregrinación. Para ello puede ponerse en contacto con caulquier asociación de Amigos del Camino de Santiago . En ellas le facilitarán la información que necesita y le orientarán sobre la organización de las etapas, libros de consulta, lugares de alojamiento y los consejos prácticos que necesita un peregrino.

El Camino de Santiago a pie

Antes de caminar
Para muchas personas la peregrinación a pie a Santiago de Compostela ha sido una de las experiencias más gratificantes de su vida. Al mismo tiempo es un empeño físico y mental que hay que preparar a conciencia. Los siguientes consejos pueden ayudarle.

Preparando el recorrido
Antes que nada hay que procurar ambientarse a base de leer algo sobre la historia del Camino y la peregrinación, que nos ayude a sentirnos eslabones de la gran cadena de peregrinos que nos han precedido, y nos prepare a disfrutar mejor del recorrido. Consulte las guías más actualizadas que existen en el mercado.
Procure hacer un plan de etapas previo, pensando que lo normal es recorrer de 25 a 30 kilómetros cada día. Conviene programar al principio etapas cortas para que su cuerpo se vaya adaptando. Al cabo de unos días ya estará entrenado y podrá hacer etapas más largas. Puede programar algún día de descanso; pero, lo mejor es que realice algunas etapas cortas (sobre 15 Km.), haciéndolas coincidir con el paso por los lugares que quiera visitar detenidamente.
Consulte la lista de albergues actualizada si desea usarlos.Estos alojamientos son exclusivamente para los que peregrinan a pie o bicicleta sin realizar tramos en vehículo, y no se pueden hacer reservas. Los grupos grandes de peregrinos conviene que busquen otras alternativas fuera de los refugios habituales. Suelen tener más medios a su alcance y no es lógico que llenen los albergues y dejen a otros peregrinos en la calle.
La peregrinación andando está al alcance de la mayoría de las personas aunque no sean atletas, siempre que sepan dosificar el esfuerzo en función de sus posibilidades físicas. Tendrá que entrenarse realizando caminatas cada vez más largas y, a ser posible, con la mochila cargada con todo el equipo imprescindible que piense llevar, así comprenderá que cuando "pesa", lleva más de lo "imprescindible", y es mejor dejar lo superfluo en casa.

Preparando el equipo

1. La mochila: Será su compañera de camino durante muchas horas por lo que debe ser cómoda y ligera. Procúrese una de tipo anatómico, con correas en la cintura y el pecho, y con bolsillos laterales superiores. Hay que meter las cosas en la mochila de forma ordenada y en bolsas de plástico de diversos colores para facilitar su uso y prevenir que se puedan mojar. El peso es un tremendo problema, que se evita prescindiendo de casi todo. Si excede de 10 Kg. "le pesará". Al cargarla hay que distribuir lo más pesado al fondo y lo más próximo posible a la espalda. Nunca es conveniente llevar nada fuera de la mochila colgando porque se moja o se pierde con facilidad.

2. Saco de dormir: Es imprescindible si piensa utilizar refugios o albergues de peregrinos. En verano no es necesario que sea muy grueso y por tanto muy pesado. También es conveniente llevar una esterilla para no dormir directamente en el suelo.

3. Calzado: Hay que llevar más de un par y procurar que el pie esté previamente acostumbrado a ellos (usados). Lo ideal sería una bota de tejido, ligera y transpirable, que proteja los tobillos de los esguinces y facilite caminar entre piedras y barro. En verano se pueden utilizar zapatillas de deporte si las botas le resultan incómodas.

4. Ropa: La justa. Dos juegos de cada pieza (camisa, pantalón.); mudas y calcetines necesarios; un jersey y chubasquero o capa que en caso de lluvia pueda tapar la mochila. Una bolsita con detergente facilitará la limpieza y que al final de la jornada se pueda poner ropa limpia. Será agradable para usted y para el olfato de los demás. El estilo y la vestimenta es aconsejable cuidarlos, de forma que se nos identifique como peregrinos y no como simples deportistas. Para ello llevaremos en la mochila la concha y en la mano el bordón del caminante. Es conveniente portar un sombrero de tela o paja; este último especialmente en épocas de calor. Siempre conviene llevar a mano un pantalón largo, que se los pueda poner fácilmente sin quitarse el calzado, y una prenda para evitar enfriarse en las paradas y poder vestirse de forma discreta para entrar en las iglesias, tiendas refugios, etc.

5. Comida: Siempre hay que llevar un poco de comida encima, sobre todo frutos secos, fruta o chocolate; y la cantimplora llena. Es inútil cargar comida para más de un día. En los albergues le informarán si hay dificultades para encontrar alimentos en los siguientes kilómetros.

6. Botiquín: Se puede llevar un pequeño botiquín con yodo, esparadrapo de tela, gasas estériles, tiritas, algún laxante, antidiarreico, una crema anti-inflamatoria y crema solar con alto grado de protección.

7. Bordón: Un bordón ayuda a caminar aunque "a priori" parezca molesto.

8. Varios: Linterna. Una bolsa de plástico (con cordones para colgar al cuello) facilita llevar a mano los mapas sin que se rompan ni mojen. Además de una guía con mapas, puede llevar un libro pequeño que le ayude a la reflexión (Evangelio u otro libro religioso, poesía, y algo sobre historia y arte del Camino); pero no pretenda llevarse toda su biblioteca. Una libreta para tomar notas. No es bueno llevar mucho dinero encima. Es mejor usar tarjetas de crédito o cheques de viaje. Conviene que su familia tenga una idea de su recorrido y los teléfonos de las Oficinas de Información para localizarlo en casos urgentes. Gafas para el sol. Una pequeña navaja multiuso y lo que considere esencial completarán su equipamiento básico. (Atención al peso).

9. Documentación:

1. Personal: El Documento Nacional de Identidad o Pasaporte, y la Tarjeta de la Seguridad Social o cualquiera de Asistencia Sanitaria.

2. De peregrino: Credencial de Peregrino: En esta misma página existe un apartado que explica cómo obtenerla.


Al caminar

Tenga en cuenta que todo el camino está marcado a base de flechas amarillas y mojones de piedra. Esta señalización suele ser más fiable y actualizada que la de las guías, en caso de duda., siga la flecha.
En verano evite las horas de más calor a base de salir lo más temprano posible (procure no hacerlo de noche). Póngase crema protectora para el sol y no use durante muchas horas, sobre todo en los primeros días, camisetas y pantalones cortos. Procure, al principio, no caminar muy rápido hasta que conozca su ritmo. Si peregrina en grupo procure adaptarse al ritmo del más lento, en el Camino no hay que buscar llegar el primero, sino llegar.
Si usa los albergues de peregrinos comprobará que no todos reúnen buenas condiciones: acepte lo que le ofrezcan y agradezca el esfuerzo de las personas que trabajan para ayudarle de modo altruista. Procure colaborar para dejar los albergues limpios y ayude con un donativo para sus gastos de mantenimiento. Por la noche recuerde que hay que respetar el descanso de los demás. Apague el teléfono móvil. Los refugios están previstos para pasar una sola noche y tan sólo para los que peregrinan a pie, en bicicleta o a caballo. En caso de enfermedad consulte con los responsables del refugio, que dependiendo de las circunstancias, le informarán si puede quedarse una jornada más y donde puede encontrar atención sanitaria.
Hacer la peregrinación a Santiago implica una cierta sobriedad en los gastos; no es de recibo el caso de algunos que piden refugio gratuito y luego gastan el dinero sin control en otras cosas. Ser peregrino incluye el ser honesto.
Trate con amabilidad a la gente que encuentre al borde del Camino: no son "ignorantes" que deben estar a su servicio, sino personas normales que suelen tratar bien a los peregrinos porque los que han pasado antes que usted los han tratado así a ellos.
Al caminar por carretera sea prudente, no olvide que es la parte más débil y que los automóviles no se fijan demasiado en un "simple peatón".
Si encuentra alguna deficiencia o se le ocurre alguna sugerencia para mejorar las cosas, póngase en contacto con alguna de las oficinas de información. No se desanime aunque tenga problemas, éstos forman parte de "su Camino" y muchos peregrinos antes que usted los han tenido y los han superado.

¡ULTREIA!.