¿Estuvo realmente el Apostol Santiago en España?


Cualquiera que se vea en la necesidad de defender "la no presencia" del Apostol Santiago en España, haga lo que haga, siempre tendrá frente a él, como una muralla, la tradición que dice que “Santiago entró por Cartagena a la vieja Hispania para predicar el evangelio”.
Investigadores, historiadores, estudiosos en definitiva del asunto, si hace años creían firmemente esta tradición ahora dudan; si antes dudaban ahora niegan, pero a los que creen desde siempre en la tradición ni unos ni otros podrán convencerles con sus planteamientos, no ya de si el apóstol entró por Cartagena, de si estuvo,o no, en España,e incluso de si sus restos reposan en Compostela.
Nadie, absolutamente nadie, puede negar o afirmar que el apóstol Santiago estuvo en España, ni siquiera la Iglesia católica lo ha hecho. Este podría ser el cierre del delima, pero aún queda mucho por explicar sobre el Santo Apóstol. La vida pública de Santiago es casi desconocida; únicamente sabemos de él lo poco que han dejado escrito los evangelistas que a veces lo nombraban en actos relacionados con la vida de Jesus. San Mateo en su evangelio escribe que caminando Jesús junto al mar de Galilea y después de decir a Pedro y Andrés “venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”, “pasando más adelante vio a otros dos hermanos, Santiago el del Zebedeo y Juan, su hermano, que en la barca con Zebedeo, su padre, componían las redes, y los llamó. Ellos, dejando la barca y a su padre, le siguieron”.
El único apóstol que dejó escrito que vendría a España a predicar el evangelio de Cristo fue san Pablo. Cuando en su segunda estancia en Corintio escribió la epístola a los Romanos tenía el firme propósito de encaminarse a España. Lo dice el apóstol (15 28):”Una vez cumplido este oficio, (se refería a una colecta que habían hecho en Macedonia y Ácaya en beneficio de los pobres de Jerusalén) cuando entregue este fruto, pasando por vosotros, me encaminaré a España, y se que yendo a vosotros iré con la plenitud de la mención de Cristo”. Pablo tenía el propósito de predicar la fe en el Occidente, en España, y para ello el camino era Roma, donde podía recoger informaciones sobre la nueva tierra que se proponía evangelizar. ¿Conservaría esos propósitos en los años de su prisión y la realizaría cuando fue puesto en libertad?. Muchos dicen que sí, creyéndose apoyados por testimonios de algunos Padres.No obstante según las epístolas de la cautividad y las pastorales, san Pablo volvió a Oriente, estuvo en Éfeso, en Creta, en Ácaya y luego volvió a Roma donde murió decapitado durante el imperio de Nerón.
Durante siglos gran cantidad de historiadores se han basado en un libro de san Isidoro para afirmar la venida del apóstol Santiago a España, se trata “Del nacimiento y muerte de los Padres”, que contiene 86 biografías de los más ilustres personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, empezando por Adán, patriarcas, reyes, mujeres importantes, apóstoles, evangelistas y varones apostólicos. Las biografías son muy cortas y alguna de ellas no ocupa ni diez líneas. Este tratado atribuido a Isidoro fue escrito en torno al año 600. Durante mucho tiempo se ha discutido la autoría del tratado, no faltando estudiosos que negaron de plano la paternidad isidoriana. Quizá la razón más profunda y eficaz es el hecho de que en este libro se afirma la predicación de Santiago en Hispania y se le da como sepultado en un lugar y en unas circunstancias que parecen aproximarse o recordar de cerca la denominación tradicional del punto del descubrimiento de su sepulcro, que tuvo lugar dos siglos después de la fecha en que hay que situar esta afirmación. Resumiendo, que san Isidoro sabía y lo dejó escrito 200 años antes, que Santiago estaba enterrado en Compostela.
Hay que ser muy crédulo para admitir esto. Hay que advertir que a menudo aparecen algunas piezas atribuidas nominalmente a Isidoro. El estudio cuidadoso de las mismas suele revelar que se trata de fragmentos, primero extraídos, y luego manipulados de obras autenticas de san Isidoro y de otros grandes escritores. Dígase otro tanto de diversos himnos conservados en el “Liber Hymnorum” visigodo que por la calidad de la composición o por el tema contado han sido puestos por investigadores recientes bajo el nombre de Isidoro. Ya en tiempos de Braulio, arzobispo de Zaragoza y alumno predilecto de san Isidoro, se habían producido modificaciones en el texto del libro que comentamos “Del nacimiento y muerte de los Padres”. Es posible que una primera versión prestara atención casi exclusiva a los personajes del Antiguo Testamento, pues incluso en las versiones amplificadas la obra es incompleta y desequilibrada. En cuanto al problema de las menciones de Santiago, no está satisfactoriamente resuelto, y tampoco es sostenible pensar que la noticia salió de la pluma de Isidoro en la forma que la leemos nosotros. Aun en vida de san Isidoro ya se copiaban parte de sus obras y se añadían párrafos de autores o copistas desconocidos. Los problemas planteados acerca de los orígenes de la cristianización de la península Ibérica han consistido esencialmente en desbrozar el hecho histórico de la leyenda piadosa. Ya se ha dicho que la Contrarreforma calificó de “tradición” la venida de Santiago. Más tarde el padre Florez en su “España Sagrada” (iniciada en 1747) atacó con asombroso aparato erudito “esta tradición acerca de la venida de Santiago a España, que, aunque durante siglos arraigase profundamente entre los españoles y se convirtiese en una tradición nacional, no está comprobada históricamente”, y que los historiadores modernos (P. Zacarías García Villalba) no aceptan como realidad histórica.
El historiador D. Ramón Menéndez Pidal, en su monumental “Historia de España”, cree “que no se puede afirmar categóricamente la predicación de Santiago en nuestra península; no existen datos suficientes para probarla, antes bien, las razones en contra, deducidas del silencio de la literatura eclesiástica hispana y gala de los siglos V y siguientes, y las obtenidas de Apolonio, Clemente Alejandrino, san Pablo, Inocencio I, de las Actas Apócrifas de Santiago el Zebedeo, etc., obligan a advertir que todas las afirmaciones de la venida de Santiago tropiezan con dificultades insalvables”. Puede añadirse que la tradición nacional que sostiene la creencia, no se testimonia ciertamente más que desde el siglo VIII, o a lo sumo el VII, puesto que los datos anteriores son dudosos. Debe indicarse que, según los datos estrictamente históricos, la venida de Santiago a España y su predicación no son ciertas. Negada históricamente la venida de Santiago y su predicación, no hay lugar a estudiar el problema de la aparición de la Virgen en Zaragoza, que cae naturalmente por su base; aparte de que este punto es negado por autores que admiten como cierta la venida de Santiago.
La tradición del Pilar no se inicia hasta el siglo IX en que como dice el jesuita padre García Villalba comienza a despuntar. Hay además un importante anacronismo histórico en la erección de un templo en aquel lugar, ya que hasta tres siglos después, siglo IV, no fue permitido a los cristianos la erección franca y pública de templos por la ley impuesta por el emperador Constantino el Grande, que hizo del Cristianismo la religión oficial del Imperio romano. En la iglesia visigótica, la creencia de la predicación de Santiago era al parecer general como se desprende de textos del “Oficio Gótico”, atribuido a san Isidoro y san Julián. Estos son los versos que nos hacen recordar a la madre de los Zebedeo:

“Los fuertes hijos del tronante rayo cumplida ven la súplica materna de ocupar en la cumbre de la gloria, junto al hijo de Dios sillas excelsas; Juan, con su diestra sola, rige el Asia y de España, su hermano se apodera”.



De los últimos versos se desprende que Juan, evangeliza Asia, el Asia Menor, por supuesto, y que su hermano Santiago de España se apodera, o sea que predica en ella. Nada que objetar a lo expuesto por la libre imaginación del poeta. Surge entonces la pregunta: ¿cuándo se incluyeron estos versos en el Oficio Gótico, Visigótico, Isidoriano o Mozárabe?, ya que con esos nombres ha sido conocido en el tiempo. El Oficio Isidoriano era “el rito primitivo español usado en un principio en las Galias, África y España, el cual trajeron los primeros evangelizadores a las regiones occidentales, completado después con las nuevas necesidades de la península Ibérica”. Este oficio fue adoptado en toda España en el IV Concilio de Toledo, año 633, y presidido por san Isidoro, con lo que la Iglesia española quedaba unificada con una liturgia especial llamada “isidoriana” y que se diferenciaba de la usada en Roma, ya que habían seguido caminos distintos. En general, se puede observar que el español había conservado más elementos del primitivo, el auténticamente apostólico, que del romano. Es erróneo denominarlo rito isidoriano, ya que no fue compuesto por san Isidoro, que solo fue su corrector, ampliador y reformador. Se le llama visigodo o gótico por cuanto fue declarado oficial y generalizado en lengua visigoda. Este rito lo conservaron después los cristianos sometidos a los árabes, denominados mozárabes, y por eso se llama “mozárabe”. En tiempos del rey Alfonso VI, fue admitido el Rito Romano en España, por orden del Papa Gregorio VII (1073 1083) que con su reforma eclesiástica conseguía la centralización de toda la Iglesia bajo el mandato del Sumo Pontífice. Pero en España junto al Rito Romano, el Gótico o Mozárabe siguió empleándose en conmemoraciones especiales, y aún hoy se hacen Misas por el Rito Mozárabe. Todo esto nos vuelve al principio; a los famosos versos. ¿Cuándo se incluyeron?. En los 1.400 años que han discurrido, en cualquier momento, ya que el rito gótico ha experimentado infinidad de cambios acorde con los tiempos por los que discurría. La más venerable, amada y eficaz de las tradiciones españolas habla de la prodigiosa traslación del cuerpo del apóstol Santiago a tierras de Galicia. Esta tradición, aparte su misma eficacia y poder expansivo está apoyada en testimonios muy valiosos, aunque ninguno contemporáneo de los hechos, esto es, no lo fue por ningún testigo presencial, sino escrita varios siglos después. Es difícil de explicar históricamente la traslación vía marítima a España de los restos del apóstol martirizado por el rey Herodes Agripa. En el siglo IX se verificó la milagrosa invención de las reliquias, pero este descubrimiento es debido, sin duda, a la existencia en aquellos lugares de una tradición constante sobre la presencia de los restos del “hijo del trueno”. Los últimos descubrimientos arqueológicos, en la década de los años sesenta del siglo XX, lo fueron de una necrópolis cristiana del siglo V,los restos de una pobre iglesia que construyó el rey de Asturias, Alfonso II El Casto, en el año 813.
Según la leyenda, se tiene por cierto que a principios del siglo IX, un ermitaño llamado Pelayo, vio resplandores extraños al pie del monte Libredón, y que el obispo Teodomiro, con gran sequito y guiado por una estrella, halló el 25 de julio de uno de los años 812 o bien 813, una cueva, en la que yacían en sepulcro de mármol blanco los restos de Santiago y de sus discípulos Atanasio y Teodoro, mandándose por el rey Alfonso II que se levantase una iglesia en aquel sitio, alrededor del cual se fue edificando la actual ciudad de Santiago de Compostela, en la que con toda devoción se venera al santo apóstol.
A partir de ese momento las peregrinaciones a Compostela, que aún continúan, ha sido uno de los fenómenos más sobresalientes de la Cristiandad. Pero si analizamos esta tradición nos encontraremos con una leyenda llena de maravillas, donde destacan los extraños resplandores del lugar, la estrella que guía hasta el sitio exacto a los visitantes y sobre todo la clarividencia y conocimientos científicos del obispo Teodomiro que certifica instantáneamente que aquellos huesos pertenecen sin ninguna duda, no a un hombre que vivió en el siglo I, sino que eran del mismísimo Santiago. Demasiado bello, demasiado poético, para ser cierto e histórico. Santiago “Matamoros”, “Santiago y cierra España”, ¿de qué “color era el caballo blanco de Santiago”?. Estas tres frases tienen siglos de existencia y emanaban de la más célebre batalla que las huestes cristianas dieron a los árabes durante la Reconquista: la famosa batalla de Clavijo, donde el apóstol Santiago luchó con los cristianos montado en un caballo blanco. Cuentan las crónicas “que habiendo el emir de Córdoba, Abderramán, en el año 844, exigido al rey Ramiro I el ominoso tributo de las cien doncellas, consentido por Mauregato, el Rey, en Consejo con los magnates decidió rechazar tan vergonzosa exigencia y todo el reino cristiano se preparó para la lucha. Vencidas las armas de Ramiro por el numeroso ejército moro en una primera batalla, cerca de Albelda, el Monarca se retiró con sus huestes a un collado denominado Clavijo. Apesadumbrado el rey, dudaba si volver a presentar batalla al moro, cuando tuvo un sueño durante la noche en el que el apóstol Santiago le animó a combatir de nuevo al día siguiente, prometiéndole aparecer él mismo en la batalla, montado en blanco corcel y con bandera blanca en la mano. Comunicó Ramiro el sueño a los obispos y magnates, y éstos al Ejército, transformando la fe a este casi desmoralizado puñado de cristianos, en hueste valerosa y aguerrida, e invocando a Santiago, se lanzaron a la lucha. Y cuenta la tradición que montado en banco caballo y con blanca bandera en la mano, tal como había prometido en sueños al rey Ramiro, el Apóstol apareció durante la batalla, peleando en las filas cristianas, siendo tan terrible la derrota sufrida por los infieles, que fueron muertos 70.000 en el campo y el resto del ejército huyó hasta Calahorra. En conmemoración de este notable y milagroso hecho de armas, Ramiro instituyó el llamado “Voto de Santiago”, por el que “España, en agradecimiento de la ayuda sobrenatural, ofrece anual y perpetuamente a la iglesia de Santiago, las primicias de la cosecha y vendimia y parte del botín que cogiese a los moros”. Sin duda es ésta una bonita historia de corte medieval, aunque parece casi imposible que quedaran muertos en el campo de batalla 70.000 infieles, cuando los ejércitos de entonces los formaban unos pocos cientos de soldados. Como ejemplo, consideramos que en el año 1346, 500 años después de los hechos, el mayor ejército nunca visto fue en Francia con 13.000 hombres. En Clavijo, un lugar de la provincia de Logroño, tuvo lugar la aparición de Santiago a las tropas asturianas, y con su presencia y acción, les ayudó a ganar la batalla que habían emprendido contra el ejército de Muza, rey de Zaragoza. Este hecho que ha tenido a lo largo de los siglos defensores y atacantes, ha quedado demostrado, de una vez para siempre, como puramente legendario, y ningún historiador lo admite hoy como real. La leyenda de la “Batalla de Clavijo” añade que el rey asturiano liberó a su pueblo del tributo de las cien doncellas, que se daba al emir de Córdoba desde el reinado de Mauregato (783 789), la tradición califica este tributo concertado con los musulmanes de vergonzoso.


Digno de especial estudio es el santuario de Santiago, en particular lo que se refiere al “privilegio del voto o voto de Santiago”. Se supone que Ramiro I, en 844, en agradecimiento al apóstol por la ayuda que le prestó en la batalla de Clavijo, hizo voto de entregar cada año una cantidad de trigo y vino, que más tarde se transformó en dinero en metálico. Según parece, el famoso documento de Ramiro I, en que consta este voto, y por consiguiente el voto mismo, no es autentico. Queda con todo en pie el hecho de que desde tiempo inmemorial los reyes establecieron la costumbre y tomaron sobre sí la obligación de hacer la “ofrenda nacional”, que todavía se sigue cumpliendo en nuestros días. Pero volvamos a la pregunta inicial. ¿Estuvo el apóstol Santiago en España?. Para empezar a contestar debemos apoyarnos en las fechas que marca el calendario romano y que han sido reconocidas como correctas tanto por los historiadores como por la Iglesia Católica. Jesucristo muere el año 30 de nuestra Era y los apóstoles permanecen doce años en Palestina predicando el evangelio, sin ninguna salida al exterior. En el año 42 se produce la persecución de Herodes Agripa, la muerte de Santiago y la dispersión de los apóstoles por distintos países, entre ellos san Pedro que va a Roma. Si esto es así, a Santiago no le dio tiempo de venir a España, si siempre estuvo en Palestina. En la primera epístola de san Pablo, “A los Romanos”, escrita el año 57, o sea 15 años después de la muerte de Santiago, éste expone su deseo de venir a España, lo que es significativo de que nadie había venido a estas tierras. No sabemos si él vino, al parecer no. Aunque también existe la incógnita de si fue cierto que san Pedro consagró obispos a siete varones apostólicos con la misión de que evangelizaran España y Francia. ¿Cuál es el dictamen oficial de la Iglesia sobre la venida de Santiago?. Ya ha quedado expuesto: se trata de una tradición piadosa y cristiana, pero una tradición, sin profundizar más. El pueblo mantenía la fe, las costumbres cristianas, respetaba los ritos y cumplía todo aquello que se le ordenaba. No era por tanto el momento de profundas investigaciones, y como con el transcurso de los siglos la devoción a Santiago se iba incrementando, era más fácil dejar las cosas como estaban. La palabra “tradición” tomó carta de naturaleza y desde los investigadores y eruditos al pueblo, siempre se dice:...”según la tradición...”. Y así hemos llegado al día de hoy. En esta historia solo hay una cosa cierta. Que se ha hecho realidad el célebre verso del Oficio Gótico “y su hermano (Santiago) de España se apodera”. Este verso fue como una premonición, un adivinar el futuro del santo en la devoción de los españoles. Santiago es para nosotros el más importante de los apóstoles. Patrón de la Caballería española; una Orden militar con su nombre, la de Santiago, fundada el año 1170; patrón del Ejército español, patrón de España y en el ámbito religioso centro internacional de peregrinaciones a Compostela a través del histórico Camino de Santiago, así como cientos de pueblos que lo tienen como Patrón tanto en España como en América. Sin lugar a dudas el apóstol Santiago se apoderó de España.
Como ya se expuso en una entrada anterior,Ramiro no peleó en Clavijo. Se guerreó, sí, en los cerros que hoy reciben aún tal nombre, pero en los días de Ordoño I y no contra el emir de Al-Andalus, sino contra el moro Muza-Tercer rey de España, como orgulloso se hacía llamar por los suyos". "Ni peleó Ramiro I en Clavijo, ni redimió el también legendario Tributo de las Cien Doncellas, tan fingido como la mágica jornada en que se hizo al Apóstol pelear en un caballo blanco contra los sarracenos"
Lo importante no es si Santiago estuvo en España,si los restos que se encuentran en Compostela son los del Apóstol, ni si Santiago prestó ayuda a los cristianos en Clavijo. Lo esencial, es la dimensión espiritual del Camino, y la desesperada resistencia de aquellos cristianos ante un enemigo muy superior y dispuesto al exterminio. El Camino de Santiago mantuvo a España unida a Europa, y la FE en El Hijo del Trueno, les hizo fuertes.

Fuente:lalanzada.net

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Consejos a la hora de hacer el Camino

Si está empezando a leer esto es porque está interesado en hacer el Camino de Santiago; pero realmente, ¿Sabe qué es el Camino de Santiago?; ¿ha caminado o pedaleado alguna vez?; ¿está dispuesto a sufrir el calor, la lluvia o el frío?, ¿a saborear la amistad, el paisaje, la soledad o los silencios?.

¿Qué es el camino de santiago?

Desde el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en Compostela, en el siglo IX, el Camino de Santiago se convirtió en el más importante itinerario de peregrinación de la Europa medieval. El paso de innumerables peregrinos que, movidos por su fe, se dirigían a Compostela desde todos los países europeos, sirvió como punto de partida del desarrollo artístico, social y económico que dejó sus huellas a todo lo largo del Camino de Santiago. Pero, el Camino no es sólo un resto arqueológico de un espléndido pasado histórico, sino que es un camino vivo, renovado por el paso de los nuevos peregrinos que reviven en este siglo una historia que es patrimonio común a los pueblos de Europa.
Peregrinar a Compostela al modo tradicional no es simplemente hacer un recorrido turístico o deportivo por un itinerario artístico en contacto con la naturaleza. Es todo eso; pero es mucho más. Es encontrarse con las raíces religiosas e históricas de Europa, es renovar un Camino de transformación interior, es caminar al ritmo de otros siglos, es. peregrinar.
Podemos decir que el Camino de Santiago es un símbolo. Es una ruta de fe; una ruta de arte y cultura; una ruta ecológica y humana: un encuentro con la trascendencia; la búsqueda de uno mismo; una peregrinación a Finisterre, al misterioso morir y renacer. Es una aventura física y espiritual y hay que prepararse para ella.

¿Ha caminado alguna vez?, ¿Ha pedaleado alguna vez?

Seguramente sí, pero no es lo mismo hacer un pequeño recorrido por las cercanías de su ciudad, y de forma esporádica, que emprender una aventura como el Camino Francés. Para que esta experiencia le resulte grata, antes de ponerse en marcha conviene que busque información, que conozca la historia del Camino, que se prepare físicamente para poder realizar la peregrinación. Para ello puede ponerse en contacto con caulquier asociación de Amigos del Camino de Santiago . En ellas le facilitarán la información que necesita y le orientarán sobre la organización de las etapas, libros de consulta, lugares de alojamiento y los consejos prácticos que necesita un peregrino.

El Camino de Santiago a pie

Antes de caminar
Para muchas personas la peregrinación a pie a Santiago de Compostela ha sido una de las experiencias más gratificantes de su vida. Al mismo tiempo es un empeño físico y mental que hay que preparar a conciencia. Los siguientes consejos pueden ayudarle.

Preparando el recorrido
Antes que nada hay que procurar ambientarse a base de leer algo sobre la historia del Camino y la peregrinación, que nos ayude a sentirnos eslabones de la gran cadena de peregrinos que nos han precedido, y nos prepare a disfrutar mejor del recorrido. Consulte las guías más actualizadas que existen en el mercado.
Procure hacer un plan de etapas previo, pensando que lo normal es recorrer de 25 a 30 kilómetros cada día. Conviene programar al principio etapas cortas para que su cuerpo se vaya adaptando. Al cabo de unos días ya estará entrenado y podrá hacer etapas más largas. Puede programar algún día de descanso; pero, lo mejor es que realice algunas etapas cortas (sobre 15 Km.), haciéndolas coincidir con el paso por los lugares que quiera visitar detenidamente.
Consulte la lista de albergues actualizada si desea usarlos.Estos alojamientos son exclusivamente para los que peregrinan a pie o bicicleta sin realizar tramos en vehículo, y no se pueden hacer reservas. Los grupos grandes de peregrinos conviene que busquen otras alternativas fuera de los refugios habituales. Suelen tener más medios a su alcance y no es lógico que llenen los albergues y dejen a otros peregrinos en la calle.
La peregrinación andando está al alcance de la mayoría de las personas aunque no sean atletas, siempre que sepan dosificar el esfuerzo en función de sus posibilidades físicas. Tendrá que entrenarse realizando caminatas cada vez más largas y, a ser posible, con la mochila cargada con todo el equipo imprescindible que piense llevar, así comprenderá que cuando "pesa", lleva más de lo "imprescindible", y es mejor dejar lo superfluo en casa.

Preparando el equipo

1. La mochila: Será su compañera de camino durante muchas horas por lo que debe ser cómoda y ligera. Procúrese una de tipo anatómico, con correas en la cintura y el pecho, y con bolsillos laterales superiores. Hay que meter las cosas en la mochila de forma ordenada y en bolsas de plástico de diversos colores para facilitar su uso y prevenir que se puedan mojar. El peso es un tremendo problema, que se evita prescindiendo de casi todo. Si excede de 10 Kg. "le pesará". Al cargarla hay que distribuir lo más pesado al fondo y lo más próximo posible a la espalda. Nunca es conveniente llevar nada fuera de la mochila colgando porque se moja o se pierde con facilidad.

2. Saco de dormir: Es imprescindible si piensa utilizar refugios o albergues de peregrinos. En verano no es necesario que sea muy grueso y por tanto muy pesado. También es conveniente llevar una esterilla para no dormir directamente en el suelo.

3. Calzado: Hay que llevar más de un par y procurar que el pie esté previamente acostumbrado a ellos (usados). Lo ideal sería una bota de tejido, ligera y transpirable, que proteja los tobillos de los esguinces y facilite caminar entre piedras y barro. En verano se pueden utilizar zapatillas de deporte si las botas le resultan incómodas.

4. Ropa: La justa. Dos juegos de cada pieza (camisa, pantalón.); mudas y calcetines necesarios; un jersey y chubasquero o capa que en caso de lluvia pueda tapar la mochila. Una bolsita con detergente facilitará la limpieza y que al final de la jornada se pueda poner ropa limpia. Será agradable para usted y para el olfato de los demás. El estilo y la vestimenta es aconsejable cuidarlos, de forma que se nos identifique como peregrinos y no como simples deportistas. Para ello llevaremos en la mochila la concha y en la mano el bordón del caminante. Es conveniente portar un sombrero de tela o paja; este último especialmente en épocas de calor. Siempre conviene llevar a mano un pantalón largo, que se los pueda poner fácilmente sin quitarse el calzado, y una prenda para evitar enfriarse en las paradas y poder vestirse de forma discreta para entrar en las iglesias, tiendas refugios, etc.

5. Comida: Siempre hay que llevar un poco de comida encima, sobre todo frutos secos, fruta o chocolate; y la cantimplora llena. Es inútil cargar comida para más de un día. En los albergues le informarán si hay dificultades para encontrar alimentos en los siguientes kilómetros.

6. Botiquín: Se puede llevar un pequeño botiquín con yodo, esparadrapo de tela, gasas estériles, tiritas, algún laxante, antidiarreico, una crema anti-inflamatoria y crema solar con alto grado de protección.

7. Bordón: Un bordón ayuda a caminar aunque "a priori" parezca molesto.

8. Varios: Linterna. Una bolsa de plástico (con cordones para colgar al cuello) facilita llevar a mano los mapas sin que se rompan ni mojen. Además de una guía con mapas, puede llevar un libro pequeño que le ayude a la reflexión (Evangelio u otro libro religioso, poesía, y algo sobre historia y arte del Camino); pero no pretenda llevarse toda su biblioteca. Una libreta para tomar notas. No es bueno llevar mucho dinero encima. Es mejor usar tarjetas de crédito o cheques de viaje. Conviene que su familia tenga una idea de su recorrido y los teléfonos de las Oficinas de Información para localizarlo en casos urgentes. Gafas para el sol. Una pequeña navaja multiuso y lo que considere esencial completarán su equipamiento básico. (Atención al peso).

9. Documentación:

1. Personal: El Documento Nacional de Identidad o Pasaporte, y la Tarjeta de la Seguridad Social o cualquiera de Asistencia Sanitaria.

2. De peregrino: Credencial de Peregrino: En esta misma página existe un apartado que explica cómo obtenerla.


Al caminar

Tenga en cuenta que todo el camino está marcado a base de flechas amarillas y mojones de piedra. Esta señalización suele ser más fiable y actualizada que la de las guías, en caso de duda., siga la flecha.
En verano evite las horas de más calor a base de salir lo más temprano posible (procure no hacerlo de noche). Póngase crema protectora para el sol y no use durante muchas horas, sobre todo en los primeros días, camisetas y pantalones cortos. Procure, al principio, no caminar muy rápido hasta que conozca su ritmo. Si peregrina en grupo procure adaptarse al ritmo del más lento, en el Camino no hay que buscar llegar el primero, sino llegar.
Si usa los albergues de peregrinos comprobará que no todos reúnen buenas condiciones: acepte lo que le ofrezcan y agradezca el esfuerzo de las personas que trabajan para ayudarle de modo altruista. Procure colaborar para dejar los albergues limpios y ayude con un donativo para sus gastos de mantenimiento. Por la noche recuerde que hay que respetar el descanso de los demás. Apague el teléfono móvil. Los refugios están previstos para pasar una sola noche y tan sólo para los que peregrinan a pie, en bicicleta o a caballo. En caso de enfermedad consulte con los responsables del refugio, que dependiendo de las circunstancias, le informarán si puede quedarse una jornada más y donde puede encontrar atención sanitaria.
Hacer la peregrinación a Santiago implica una cierta sobriedad en los gastos; no es de recibo el caso de algunos que piden refugio gratuito y luego gastan el dinero sin control en otras cosas. Ser peregrino incluye el ser honesto.
Trate con amabilidad a la gente que encuentre al borde del Camino: no son "ignorantes" que deben estar a su servicio, sino personas normales que suelen tratar bien a los peregrinos porque los que han pasado antes que usted los han tratado así a ellos.
Al caminar por carretera sea prudente, no olvide que es la parte más débil y que los automóviles no se fijan demasiado en un "simple peatón".
Si encuentra alguna deficiencia o se le ocurre alguna sugerencia para mejorar las cosas, póngase en contacto con alguna de las oficinas de información. No se desanime aunque tenga problemas, éstos forman parte de "su Camino" y muchos peregrinos antes que usted los han tenido y los han superado.

¡ULTREIA!.